domingo, 11 de diciembre de 2011

Me niego a ser cómplice

Hay determinados momentos en la vida que pararse y decir basta es la única opción posible, sobre todo para algunas personas. Ese es mi caso en este momento, la gota ya ha derramado el vaso y la verdad me niego a ser cómplice con mi silencio de la amputación sistemática que lleva sufriendo la cultura desde hace ya algún tiempo en nuestro país. La cultura está agonizando, sufriendo una muerte mucho más brusca de lo esperado. Todo ello, gracias a una serie políticos que no saben ni lo que significa y mucho menos les interesa saberlo. Pero no sería justo culpar a "esas mentes pensantes" tan poco lúcidas en muchas ocasiones Los ciudadanos silentes son igual de responsables, y lo peor del caso es que no saben o quizás no quieren saber que están siendo utilizados. Desde los mas antiguos confines de la historia, a los malos gobernantes solo les quedaba la opción de la manipulación de sus súbditos que no ciudadanos. A nadie se le escapa que acatar mediante silencios cómplices o simplemente permanecer distraídos de la realidad es una forma de facilitar la labor destructiva de algunos políticos. La distracción es un elemento utilizado desde muy antiguo, lo que no por ello le debería hacer desconocido. La cultura, independientemente de la existencia o no de crisis económica, ha sido siempre muy incómoda para los gobernantes. No es fácil gobernar un pueblo culto y por ende con capacidad de crítica y pensamiento,lo cómodo es distraer al personal con "Pan y Toros" como decía mi ilustre paisano Jovellanos. Ya que la dotación de información, capacidad de pensamiento, crítica constructiva y libre no es muy interesante para las mentes pensantes de este país y teniendo en cuenta que estamos en crisis creo obligado recordar para algunos y señalar para otros la cantidad de puestos de trabajo directo e indirecto que genera las diferentes manifestaciones culturales. La cultura cotiza en la economía de un país dando riqueza monetaria, espiritual y mental. Uno de los grandes problemas, aunque este es común en varios sectores económicos, es la falta de unión y organización para reclamar y luchar por lo que es nuestro. Los distintos sectores que viven y se desarrollan gracias a las industrias y eventos culturales quizás han asumido que son la sobrina pobre de la familia, la cenicienta de un cuento de nunca acabar. Pues creo que ha llegado el momento de levantarse y demostrar que somos muchos los que vivimos, disfrutamos y sentimos la cultura como necesaria para el desarrollo de nuestra sociedad. También son muchos los que tienen derecho a luchar por nuestros puestos de trabajo: artistas, músicos, editores, escritores, escenógrafos, directores, productores,......Pero así mismo también es necesario que el turismo, la hostelería, los periodistas ...... sepamos que nuestro trabajo también peligra. Es hora de analizar y pensar, de remar en una misma dirección. Pero lo que si tengo claro es que yo me niego a ser cómplice de una muerte que no deseo y mi silencio no ayudará a ello jamas.

No hay comentarios: