jueves, 14 de abril de 2011

El peligro de pensar

A lo largo de la historia mundial, hay claros ejemplos de gobiernos que consideran peligroso tener ciudadanos con criterio, capacidad crítica y pensamiento. Muchas veces se ha hablado del opio del pueblo, situándolo en diferentes actividades, como un modo de distracción en el que los ciudadanos se centran en trivialidades sin llegar a preocuparse por como crear una sociedad desarrollada.
La educación es uno de los pilares básicos de una sociedad, ningún esfuerzo que se haga en este sentido será en balde.
La II República entendio a la perfección este reto y pese a su desgraciadamente corta historia en Asturias, en apenas 9 meses, se crearon 200 escuelas pretendiendo no solo reducir el analfabetismo sino también crear una red de instituciones escolares para construir ciudadanos.
Los Ateneos y las antiguas Casas del Pueblo también se convirtieron en piezas clave para llevar a cabo la formación de la población en diferentes campos.
Las diferentes ideologías marcan mucho el desarrollo de una sociedad. La derecha se ha caracterizado siempre por considerar que una sociedad constituida por individos con capacidad de pensar es peligrosa. Desaparece el sentido crítico, los valores cívicos tan necesarios para la convivencia y la implicación en los problemas que nos atañen a todos.
Para darnos cuenta de los diferentes modelos de actuación, baste comparar dos ciudades como Madrid y Gijón. Ambos con diferente color político y por ende con un desarrollo totalmente diferenciado.
El PSOE gijonés ha gobernado en esta ciudad durante todo el periodo democrático creando un entramado asociativo vecinal, cultural, juvenil... imbricado en la ciudad, crítico y reivindicativo. La educación pública se fomenta en programas como el 11x11 o la creación de 12 escuelas de 0 a 3, algo que se aleja mucho de la realidad madrileña.
El fomento de la actividad emprendedora y la innovación creando el primer Parque Científico Tecnológico municipal de España, asi como el primer Fondo Capital Riesgo de titularidad municipal son otros claros ejemplos. La cultura es otro de los pilares básicos que dan la oportunidad de tener una sociedad instruida y construida en valores.
La II República supuso mucho más que no tener monarquia. En estos momentos, se necesita más que nunca recuperar esos valores de concienciación pública, civismo y pensamiento crítico.
Dos ejemplos de ciudades con diferente ideología y diferente espíritu. Mi elección está clara, me quedo con Gijón.

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