viernes, 28 de enero de 2011

Ladrillos, PP y otros charcos

A estas alturas de la película pensaba que muy pocas cosas, o más bien casi ninguna, me dejarían perpleja. Tengo que confesar que el PP gijonés consigue que una vez más vuelva a sentirme así.
Las alegaciones que el PP de mi ciudad ha hecho al PGOU son cuando menos sorprendentes, demostrando una vez más cuales sus últimos fines. Obviamente, yo pensaba que en los tiempos que estábamos, todos habíamos aprendido la lección y por tanto el ladrillo no era la solución a nuestros males, pero nada más alejado de la realidad para el partido de la oposición.
Desde la pretensión de pedir segregaciones de terrenos hasta 600 metros cuando la ley dice que ha de producirse a partir de los 1000 m; permitir la construcción de dotaciones privadas en corredores fluviales a riesgo de quien se instale; convertir el suelo forestal en zonas donde se puedan construir hoteles pasando porque en los suelos industriales se ocupe la totalidad de la parcela sin dejar espacios para logística ni aparcamientos.
¿Parece increíble verdad?, pues no lo es. Se trata de una realidad que simplemente indica que obviamente los ciudadanos les importan bien poco.
De todas formas, frente a la prepotencia de la nº1 del PP gijonés y a su afán de insultar a los ciudadanos, me siento en la obligación de decirle que muy a su pesar si tenemos raciocinio. Una muestra de ello es que durante varias legislaturas seguidas hemos decidido que permanezca en el banquillo de los suplentes y estoy segura que seguiremos decidiéndolo.
Mucho hemos tenido que recorrer para conseguir una ciudad de futuro, sostenible tanto económica como medioambientalmente. Queremos una ciudad que siga apostando por la Innovación, la cultura, los emprendedores, la educación.
Tengo claro que no estoy dispuesta a aceptar según que comportamientos ni adjetivos de la oposición, ni tan siquiera división en diferentes categorías. Sólo recordarles que el carnaval no dura eternamente y las máscaras suelen caerse

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