domingo, 28 de agosto de 2011

Cultura: muchas más que una simple palabra

Para algunos, puede que la Cultura sea un puñado de letras unidas que constituyen un gasto innecesario y superfluo. Para otros supone un puesto de trabajo y para el tercer grupo entre los que me encuentro, es mucho más.
Desde que tengo uso de razón, mis recuerdos van ligados a libros, teatro, música clásica, jazz, blues, lírica, música coral, gospell y danza.
Me considero una mujer afortunada por haber nacido en una familia donde todas estas representaciones culturales tenían mucha importancia, e iban ligadas a la educación basada en la libertad y sensibilidad, en la creación y el respeto, en fomentar el pensamiento crítico y libre.... Esas mismas premisas son las que sigo con mis hijos, acostumbrados desde muy pequeños a acudir a todo tipo de manifestaciones culturales y sobre todo a disfrutar con ellas.
La cultura ha de ir unida a la educación, porque es la única forma de hacer de las personas verdaderos ciudadanos, en los que el respeto a las diferentes ideologías, sensibilidades y creencias tengan cabida.
Mi vida profesional siempre ha ido ligada a la cultura en sus diferentes manifestaciones permitiéndome conocer grandes autores, músicos que no solo he admirado por su trabajo sino por su trayectoria personal, de los que he aprendido mucho.
Ültimamente mi vida personal y la laboral me ha llevado, afortunadamente, a conocer la labor de Ana María Iriarte que vive por y para la música, gastando para ello su patrimonio sin pensar en nada más que el amor por la lírica. He tenido el verdadero lujo de verla disfrutar en las producciones que su FUndación produce siempre dando oportunidad a nuevos valores de la lírica, en el Concurso Internacional de Zarzuela que lleva su nombre, e incluso en pequeñas charlas con amigos y compañeros pensando en nuevos proyectos. Eso si que es amor por la Cultura y por lo que ella representa.
Me niego a pensar que una ciudad como Gijón, mi ciudad, de la que me sentía plenamente orgullosa y a la que vino Ana María Iriarte para ofrecer su sabiduría, su dinero y su calidad humana, va a seguir viendo como la cultura sigue muriendo por los odios de un Señor que se dice Concejal de Cultura. Estos desmanes han de terminarse, alguien tiene que ponerle freno a sus odios y resentimientos.
Primero fue la Fundación Ana Maria Iriarte, ahora lo está siendo la centenaria Sociedad Filarmónica de Gijón y después quien será?.
Esto está siendo demasiado, creo que todos aquellos verdaderos amantes de la cultura debemos empezar a reaccionar para evitar tanto despropósito.